Revista de Psicoanálisis




Datos del documento:

Título:El analista y el virus
Autor(es):
Fecha de Edición:2021
Páginas:p. 173-186
Notas:Notas sobre este artículo: Pertenece a la parte: El analista y el virus
Descriptores:
Volumen y Número:2021|Volumen 78 - Nro. 12
Cita bibliográfica:
Derechos:Material digitalizado con exclusivos fines de preservación y difusión del conocimiento académico producido en la Institución. Su utilización debe ser acompañada por la cita bibliográfica con reconocimiento de la fuente.
Resumen:En esta peste que acecha al mundo desde 2020, el Covid-19, pacientes y analistas somos vulnerables de la misma manera, de allí que el autor proponga que el Covid ha sido un gran nivelador. Su trabajo plantea las modificaciones de nuestro trabajo clínico en esta época y los interrogantes que produce. En “El cambio a teleanálisis” advierte que el uso del Skype y el teléfono no son nuevos en el trabajo clínico. Señala lo que genera “la interacción comprimida de pantalla a pantalla”, la cercanía de los rostros, las demandas que las nuevas tecnologías plantean para la tarea analítica. En “La era Covid” afirma que estamos todos inmersos en una situación traumática. Los pensamientos catastróficos y la ansiedad subyacente han alterado el encuadre en el cual se realiza el análisis. En estos tiempos oscuros otorga una mutua seguridad el solo hecho de un tiempo y espacio donde nos encontramos, donde la sesión tiene lugar. La propensión a entrar en charlas con los pacientes acerca del virus intentaría mitigar el terror existencial que ambos comparten: ansiedades depresivas, formas del sentimiento de culpa y diversas manifestaciones clínicas aparecen hoy en nuestros consultorios. Gabbard comparte con el lector sus sensaciones, los grados de vulnerabilidad y soledad que lo aquejan, su impresión de estar ante un profundo duelo compartido por analistas y pacientes por la incertidumbre sobre la duración de todo esto. En “Posibilidades” señala que la flexibilidad se plantea como condición necesaria para el setting y la tarea analítica. No se trata de definir una sola manera de hacer un análisis “correcto”: “El psicoanálisis es una creación conjunta que evoluciona basado en quién es el paciente, quién es el analista y la naturaleza del tercero creado entre ellos”.
Abstract:The analyst and the virus: In this plague that has been stalking the world since 2020, Covid-19, patients and analysts are vulnerable in the same way; hence the author proposes that Covid has been a great leveler. The paper indicates the modifications this era has introduced in our clinical work and the questions it raises. He points out that the use of Skype and the telephone are not new in clinical work and highlights what generates “the compressed interaction from screen to screen,” the closeness of faces, the demands that the new technologies pose for the analytical task. He states that we are all immersed in a traumatic situation. Catastrophic thoughts and underlying anxiety have altered the setting of the analysis. In these dark times, the mere fact of having a time and space in which to meet, that of the session, provides mutual security. The propensity to enter into talks with patients about the virus would try to mitigate the existential terror that both share: depressive anxieties, forms of guilt and various clinical manifestations appear today in clinical work. The author shares with the reader his feelings, the degree of vulnerability and loneliness that afflict him, his impression of being involved in a deep mourning, shared by analysts and patients, due to the uncertainty about the duration of all this. He points out that flexibility is a necessary condition for the analytic setting and task. It is not a question of defining a single way of doing a “correct” analysis: psychoanalysis is a joint creation that evolves based on who the patient is, who the analyst is, and the nature of the third party created between them.
Resumo:O analista e o vírus: Nesta peste, que está à espreita do mundo desde 2020, o Covid-19, nós, pacientes e analistas, somos vulneráveis da mesma maneira, por isso o autor propõe que o Covid tem sido um grande nivelador. No seu trabalho, trata sobre as modificações da nossa tarefa clínica nesta época e os questionamentos que origina. Na “mudança para a teleanálise” adverte que o uso de Skype e do telefone não são novidade no trabalho clínico. Destaca o que gera “a interação comprimida de tela a tela”, a proximidade dos rostos, as demandas que as novas tecnologias estabelecem à tarefa analítica. Na “era Covid”, afirma que estamos todos submergidos em uma situação traumática. Os pensamentos catastróficos e a ansiedade subjacente alteraram o enquadramento em que é realizada a análise. Estes tempos escuros, propicia uma mútua segurança só pelo fato de um tempo e espaço onde nos encontramos, onde a sessão acontece. A propensão de começar a conversar com os pacientes sobre o vírus seria uma tentativa de mitigar o terror existencial que ambos compartilham: ansiedades depressivas, formas de sentimento de culpa e diversas manifestações clínicas aparecem hoje nos nossos consultórios. Gabbard compartilha com o leitor as suas sensações, os graus de vulnerabilidade e de solidão que o afligem, a sua impressão de estar diante de um profundo luto compartilhado pelos analistas e pacientes, devido à incerteza da duração de tudo isto. Em “Possibilidades” salienta que a flexibilidade é proposta como condição necessária para o setting e a tarefa analítica. Não se trata de definir apena uma maneira de fazer uma análise “correta”: “A psicanálise é uma criação conjunta que evolui baseada em quem é o paciente, quem é o analista e a natureza do terceiro criado entre eles”.