Revista de Psicoanálisis




Datos del documento:

Título:El duelo por un mundo perdido
Autor(es):
Fecha de Edición:2023
Páginas:p. 179-191
Notas:Notas sobre este artículo: Pertenece a la parte: Ensayos, ponencias y trabajos libres del Congreso. Presentado a: Congreso Psicoanalítico Internacional, 53. Asociación Psicoanalítica Internacional, IPA. Cartagena (CO), 2023.
Descriptores:
Volumen y Número:2023|Volumen 80 - Nro. 12
Cita bibliográfica:
Derechos:Material digitalizado con exclusivos fines de preservación y difusión del conocimiento académico producido en la Institución. Su utilización debe ser acompañada por la cita bibliográfica con reconocimiento de la fuente.
Resumen:La complejidad del entorno impacta sobre la subjetividad y se constituye en un desafío ineludible para el psicoanálisis del siglo XXI. Nos enfrentamos con complejos modos de vincularidad, y con una hiperconectividad mediada por las redes sociales, los conflictos bélicos y el cambio climático. La catástrofe pandémica afectó la subjetividad, ya que en la postpandemia aumentaron las tasas de suicidio en niños y jóvenes y las urgencias de atención en crisis. Tampoco debemos soslayar la inteligencia artificial que mediante sus algoritmos es sin dudas un avance científico increíble, pero que si no es utilizada al servicio de lo humano, se transforma en un peligroso instrumento que puede dañar la subjetividad, ya devastada por lo vertiginoso de los cambios. Estados de orfandad psíquica, en los que no se puede dejar de sentir la fragilidad de ese edificio en ruinas que simboliza la parentalidad, y el fanatismo implementado mediante ideologías extremas que ocupan ese lugar y sus peligrosas consecuencias. Podemos apreciar así la vigencia del pensamiento de Freud, quien, en 1921, en un entorno complejo, amenazante, de trauma individual, social y colectivo escribe Psicología de las masas y análisis del Yo. Obra fundamental escrita a la salida de la epidemia de la gripe española y la Primera Guerra Mundial, junto a la incipiente creación del partido nazi por Hitler en 1920, en un mundo sumergido en los duelos, las carencias, el resentimiento y la sed de venganza. Porque Freud nos invita a sostener un psicoanálisis que siga evolucionando acorde a su tiempo, ante las mutaciones cualitativas del presente, donde el objeto perdido es el mundo tal como lo conocíamos.
Abstract:Mourning for a lost world. For the 21st century psychoanalysis it is unavoidable to face complex modes of bonding and with a hyperconnectivity mediated by social networks, war conflicts and climate change. The pandemic catastrophe affected subjectivity, since in the post-pandemic period suicide rates in children and young people and emergency care in crisis situations increased. Norshould we overlook artificial intelligence, whose algorithms undoubtedly constitute an incredible scientific advance, but which, if not used in the service of the human, becomes a dangerous instrument capable of damaging subjectivity, already devastated by vertiginous changes. There are states of psychic orphanhood in which one cannot help but feel the fragility of that edifice in ruins which is parenthood, the fanaticism of the extreme ideologies that occupy its place and their dangerous consequences. It is worth appreciating the validity of Freud’s thought, who in 1921, in a complex and threatening environment of individual, social and collective traumas, wrote Psychology of the masses and analysis of the Ego, a fundamental work written at the end of the Spanish flu epidemic and the First World War, together with the incipient creation of the Nazi party by Hitler in 1920, in a world immersed in mourning, deprivation, resentment and thirst for revenge. Freud invites us to sustain a psychoanalysis that continues to evolve according to its time, in the face of the qualitative mutations of the present, where the lost object is the world as we knew it.
Resumo:O luto por um mundo perdido. A complexidade do entorno impacta sobre a subjetividade e constitui um desafio iniludível para a psicanálise do Século XXI. Enfrentamo-nos com modos de vincularidade complexos, e com uma hiperconectividade mediada pelas redes sociais, pelos conflitos bélicos e pela mudança climática. A catástrofe pandêmica afetou a subjetividade, já que após a pandemia aumentaram as taxas de suicídio entre crianças e jovens e as urgências de atendimento em caso de crise. Também não devemos ignorar a inteligência artificial que através dos seus algoritmos é, sem dúvida, um avanço científico extraordinário, mas que se não for utilizada a serviço do ser humano, transforma-se em um perigoso instrumento que pode danificar a subjetividade, já devastada pelo vertiginosidade das mudanças. Estados de orfandade psíquica, nos quais não se pode deixar de sentira fragilidade desse edifício em ruínas que simboliza a parentalidade, e o fanatismo implementado pelas ideologias extremas que ocupam esse lugar e as suas perigosas consequências. Podemos apreciar, assim, a vigência do pensamento de Freud que, em 1921, em um entorno complexo, ameaçante, de trauma individual, social e coletivo escreve Psicologia das massas e análise do ego. Obra fundamental escrita no fim da epidemia da gripe espanhola e da Primeira Guerra Mundial, junto à incipiente criação do partido nazi por Hitler, em 1920, em um mundo submergido em lutos, carências, ressentimento e sede de vingança. Porque Freud nos convida manter uma psicanálise que continue evoluindo de acordo com o seu tempo, diante das mutações qualitativas do presente, onde o objeto perdido é o mundo tal como o conhecíamos.